Sin duda la muerte de Gustavo Cerati ha causado
conmoción en todo el mundo también la noticia repercutió en nuestro
país, el líder de Soda Stereo no solo disfrutó de nuestra comida,
también tomó Pisco y se llevó gratos recuerdos de cada una de sus
presentaciones en nuestro país, sobretodo de Arequipa, ciudad por la que
siempre guardo un especial cariño.
Convocó a multitudes pese a la violencia terrorista de los años ochenta, un melenudo Gustavo Cerati pisaba por primera vez suelo peruano y el recibimiento fue apoteósico, corría noviembre de 1986 cuando la trilogía del rock terminaba un exitoso concierto en Arequipa y se preparaba para hacer vibrar a miles de fanáticos en el Coliseo Amatua
En sus primeras horas en Lima Soda Stereo tenía una agenda más que cargada, Perú era parte de una gira que incluía a varios países sudamericanos, los amigos inseparables llegaron para promocionar su último disco nada personal.
Con una fama indiscutible luego de su primera visita, Soda partió a Argentina pero hizo del Perú punto obligado para promocionar sus nuevas producciones, en 1987 Gustavo, Charly y Zeta nuevamente estaban juntos en la ciudad blanca, su clima y arquitectura los había dejado maravillados, era el reencuentro con el pueblo characato, quizá su más fiel seguidor en los andes peruanos.
Cerati y el Peru
Convocó a multitudes pese a la violencia terrorista de los años ochenta, un melenudo Gustavo Cerati pisaba por primera vez suelo peruano y el recibimiento fue apoteósico, corría noviembre de 1986 cuando la trilogía del rock terminaba un exitoso concierto en Arequipa y se preparaba para hacer vibrar a miles de fanáticos en el Coliseo Amatua
En sus primeras horas en Lima Soda Stereo tenía una agenda más que cargada, Perú era parte de una gira que incluía a varios países sudamericanos, los amigos inseparables llegaron para promocionar su último disco nada personal.
Con una fama indiscutible luego de su primera visita, Soda partió a Argentina pero hizo del Perú punto obligado para promocionar sus nuevas producciones, en 1987 Gustavo, Charly y Zeta nuevamente estaban juntos en la ciudad blanca, su clima y arquitectura los había dejado maravillados, era el reencuentro con el pueblo characato, quizá su más fiel seguidor en los andes peruanos.
Cerati y el Peru
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